El 16 de Enero de 1950, nacÃa en Windsor, Inglaterra, esta belleza de penetrantes ojos negros. Pelo negro, piernas largas, seguramente serÃa la envidia de sus compañeras del colegio católico al que asistió, situado en Rottingdean (cerca Brighton) donde se habÃa trasladado a vivir con su familia. No exageramos ensalzando su virtuosa belleza, no. Las pruebas están en que ganó el premio «Rostro del año» del rotativo británico The Evening News, y asà dio su pequeño salto a la popularidad.
Cuando apenas contaba 17 años trabajó como modelo de la revista Vogue, y al poco de trasladarse a Londres, vistió la moda en portadas de revistas del género y en la televisión.
Muy pronto, los avizados ojos de los productores de cine inglés se fijaron en ella. AsÃ, sus primeros papeles en el cine fueron de extra en varias pelÃculas de poco calado, G. G. Passion (1966) y Fumo di Londra (1966), y otras de más relevancia: destaca su aparición sin acreditar de Casino Royale (1967), junto a Peter Sellers y David Niven y en Joanna (1968) con Donald Sutherland.
Hasta iniciada la década de los 70, la Munro no se harÃa un hueco en las producciones de género fantástico y terror. El papel de Victoria Phibes, esposa de The Abominable Dr. Phibes (1971), Vincent Price con una caracterización espléndida, que se verÃa recompensada con una secuela, Dr. Phibes Rises Again (1972), donde nuevamente la actriz repetirÃa su rol. Y entre medio, dando vida a Laura Bellows en Dracula A.D. 1972 (Drácula 73 en nuestro pais, que se estrenó un año después). Allà la vemos envuelta en un ritual sangriento para devolver a Drácula al mundo de los vivos. Todo muy novedoso.
En El Viaje Fantástico de Simbad (The Golden Voyage of Simbad, 1974) dejarÃa al espectador con la boca abierta, por sus atrevidos atuendos, para caerse la baba. RetornarÃa al mito vampÃrico Capitán Kronos, cazador de vampiros (Captain Kronos – Vampire Hunter, 1974) una pelÃcula curiosa por auna el género de terror con el de aventuras estilo western.
Si habÃa coqueteado con el Bond de Casino Royal ajeno a la saga, ahora le tocaba compartir cartel con el auténtico agente 007, en La espÃa que me amó, donde la Munro desplegó todo su glamour y encanto para dejar al acartonado Roger Moore al borde del abismo. Como mala de pelÃcula, perecerá en una espectacular persecución, de esas de quitar el hipo.
Del resto de su filmografÃa, merece destacar más por curiosidad que por su calidad, El bebé de Sharon (I Don´t want to Be Born, 1975), filme de terror, y Star Crash, una peliculilla de ciencia ficción nacida a rebufo de La Guerra de las Galaxias. En esta coproducción italo americana de 1978, se nos devolvÃa a la actriz más sensual que nunca, con esos atuendos que se nos gastaba.
Reseñar que estuvo a las órdenes de Jacinto Molina/Paul Naschy, en El aullido del diablo, 1987, donde el intérprete se desataba haciendo de nada menos que 6 monstruos diferentes. Un filme desquiciado repleto de sexo. También Jesús Franco le echó las garras en Los Depredadores de la noche (Faceless, 1988), donde hacÃa de modelo en apuros, en una pelÃcula salpicada de escenas de lesbianismo, desnudos y, en fin, todo de lo que gusta su polifacético director.
El resto de filmes que completan su filmografÃa, desde ese año hasta la actualidad, no merecen ni reseñarse (incluye Demons 6, casi nada).
Como punto final, les vuelvo a hablar de esos ojos negros, ese pelo oscuro y ese cuerpo. Caroline Munro, todo belleza.
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