WALL-E, batallón de limpieza

Tras Presto, el corto de Pixar que nos ofrece un pulso de «a ver quién puede más» entre un prestidigitador y el conejo de su chistera, da comienzo la sesión. Un mundo desolado, lleno de basura y más basura, los restos de una civilización. Y de repente asoma WALL-E, el último de los robots dedicados a apilar y prensar basura.

Si algo tiene Pixar, es que esta compañía de animación 3-D, es que no se anda con chiquitas. Todas sus películas cuentan con un nivel de producción altísimo. Grandes profesionales en todos sus campos, historias muy pensadas y guiones muy elaborados. Y ésta no es menos. Estando Walt Disney detrás del invento puediera ser que lastrase los resultados, y ahí es donde duele, Pixar no puede superar unos límites impuestos por la gran compañía del ratón, por lo que debe ceñirse a una serie de reglas (¿no escritas?) que repercuten en el resultado final. Optimismo, amor «limpio», final feliz, esperanza, amistad, valores familiares… temas que aparecen en todas sus producciones, enmascaradas de diferentes maneras, pero que no dejan de repetirse una y otra vez. Clichés que afectan en el momento de que no ofrecen sorpresa alguna al espectador. Aunque no intuyamos parte de su desarrollo, sí que sabemos como va a terminar y cual va a ser la aportación de los diferentes elementos. Me llamarán pedante por esta exposición, pero la verdad es que ya estoy cansado de esquemas literarios que se repiten hasta la saciedad. El caso es que la película ha de gustar a pequeños y mayores, a los pequeños por los elementos fantásticos, los personajes y la acción, y a los mayores por los guiños, las insinuaciones (muy sutiles) y el despliegue técnico. Y luego además deben vender juguetes, muchos juguetes.

Pixar mira de reojo estos postulados y dice que vale, que bien, se adaptará a ellos, qué se va a hacer. Pero Pixar va más allá: hace un cine familiar, sí, pero también hace Arte que puede ser deleitado por todos. Y así, una tras otra nos ofrece piezas maestras de la animación, películas con un mensaje que nos enseñe o nos dé algo más: un mensaje ecologista en esta ocasión (¡han tachado de izquierdista a WALL-E!) . Se ponen a trabajar con lo mejor que tienen, y nos dejan anonadados por una calidad insuperable de imagen y sonido (éste último de sobresaliente), 98 minutos que no pesan en ningún momento repleto de personajes entrañables y divertidos, perfectamente definidos, de diseños asombrosos. Películas para ver repetidas veces sin cansarse.

Este tipo de peliculas conlleva años de trabajo, y eso se nota. Que una obra maestra no se pare todos los días. Y WALL-E lo es.

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1 comentario

  1. La verdad es que me gustó mucho la peli, pero no entiendo esas críticas de la derecha americana. O sea que si una película habla pestes del capitalismo, la globalización, el consumismo desmedido, la asocialidad… ¿Es malo? Sera porque ellos defienden todo lo contrario entonces.

    Saludos!!

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