En los años 80, Ghana vivió una bonanza cinematográfica con la aparición del VHS, además de la llegada de proyectores, bobinas y pantallas blancas. Era el cine ambulante, que casi se habÃa extinguido en el continente africano.
Por lo tanto, para publicitar todas esas pelÃculas enlatadas se echó mano de artistas ghaneses (pintores de vallas publicitarias y carteles para peluquerÃas y tiendas) que adaptaron la imaginerÃa de la región a los carteles con interpretaciones bastante personales de las pelÃculas que iban a proyectar.
Y es que verdaderamente, por decirlo de alguna manera, las carátulas causan respeto, e incluso dan yuyu. Son malsanas, pesadillescas. Vamos, que no entran muchas ganas de ver el Indiana Jones que nos enseña el póster. O ese Cujo de Stephen King, brrrrr. Y las pelÃculas de Nigeria, de susto en susto.
No sé ustedes, pero yo esta noche espero que «la anaconda» o «el agumba» no se me aparezcan en sueños.